Foto: IERC.

Comunicado de prensa del Centro de Investigación de Ecología Integral:

Un nuevo estudio revisado por pares publicado en Science of the Total Environment arroja luz sobre los contaminantes químicos persistentes dejados en los sitios ilegales de cultivo de cannabis, también conocidos como “cultivo de intrusos”, en tierras administradas federalmente en California. La investigación, realizada por científicos del Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS) en colaboración con el Centro de Investigación de Ecología Integral (IERC) y con el apoyo del Servicio Forestal de Investigaciones y Aplicación de Leyes de los Estados Unidos, ofrece la visión más completa hasta la fecha sobre cómo los pesticidas, productos farmacéuticos y otros contaminantes orgánicos persisten mucho tiempo después de que los sitios de cultivo hayan sido abandonados. (Enlace aquí.)

Conclusiones clave

Los investigadores examinaron antiguos sitios ilegales de cultivo de cannabis en el Bosque Nacional Six Rivers, el Bosque Nacional Shasta-Trinity y el Bosque Nacional de San Bernardino. Incluso meses o años después de que las autoridades cerraran estas operaciones, el estudio encontró:

  • Pesticidas como imidacloprid, malation y miclobutanil en la capa superior del suelo, con concentraciones alcanzando niveles significativos.

  • Compuestos relacionados con el cannabis, incluidos THC y cannabidiol, persistiendo en suelos, agua y sedimentos del lecho, lo que sugiere la contaminación de los ecosistemas circundantes.

  • Plastificantes, productos farmacéuticos y cosméticos asociados con la extensa irrigación y la infraestructura viva utilizada y que quedan en estos sitios.

Los hallazgos resaltan que estos sitios dejan una huella química duradera, lo que plantea preocupaciones sobre los impactos en la vida silvestre, la calidad del agua y los ecosistemas forestales de los miles de sitios que permanecen en las tierras forestales nacionales de California.

Un esfuerzo colaborativo

Este estudio subraya el poder de la colaboración. Los científicos del USGS y el IERC, una organización de conservación sin fines de lucro con sede en el condado de Humboldt, trabajaron mano a mano con la División de Investigaciones y Aplicación de Leyes del Servicio Forestal de los Estados Unidos, cuyos esfuerzos en el terreno hicieron posible el muestreo.

“Al documentar estos contaminantes, estamos dando el primer paso para comprender los riesgos ecológicos a largo plazo que plantea el cultivo ilegal de cannabis,” dijo la autora principal Gabrielle Black del USGS.

Los sitios de cultivo ilegal no solo degradan hábitats críticos, sino que también amenazan el suministro de agua potable, las pesquerías y la vida silvestre, incluidas especies amenazadas y en peligro de extinción. Los hallazgos de este estudio respaldarán los esfuerzos futuros de remediación y las decisiones políticas destinadas a proteger el patrimonio natural de California.

“Esta investigación destaca la necesidad urgente de abordar el legado de los cultivos de intrusos,” dijo Mourad Gabriel, Copresidente de IERC. “Juntos, podemos proteger mejor nuestras tierras públicas y las comunidades y especies que dependen de ellas.”